Filosofía del Proyecto del CEDIFA


FILOSOFIA DEL PROYECTO DEL CEDIFA Las Escuelas de Fútbol Federativas se crean basando su funcionamiento en un intento serio y sistematizado por conseguir elevar el nivel del fútbol andaluz, en sus aspectos físico, técnico, táctico y de mentalidad deportiva. Los criterios que el CEDIFA (Centro de estudios, desarrollo e investigación del futbol andaluz), instan a que las escuelas mantengan en los que los niños son verdaderos alumnos de una actividad docente, desarrollando un programa con intención pedagógica y de contenido didáctico. En este programa la competición será una forma más de evaluar el progreso del alumno. Trabajar con niños, hasta la etapa Alevín por ser la más receptiva y de fácil motivación.

¿que tiempo tendré para entrenar o jugar el sábado?

martes, 16 de febrero de 2010

NUTRICION Y DEPORTE (Parte I)

No hay nada mejor que la actividad física para complementar una alimentación saludable. Pero una cosa es realizar la actividad por placer y otra muy distinta la competición. Esta última requiere de una nutrición especial.

La característica fundamental de la dieta del deportista es el aumento del valor calórico total.

Una buena provisión de agua es de particular importancia para el deportista. Las bebidas más apropiadas son el agua natural y el agua mineral sin gas, a las que pueden agregarse pequeñas cantidades de jugos de fruta diluidos en agua (no en polvo). "Las bebidas comerciales para atletas" suelen tener más azúcar, sodio y potasio de lo necesario.

La última comida antes de la competición:

Debe consistir fundamentalmente en carbohidratos complejos(pastas, arroz, pan, galletitas), pobres en fibra, y pequeñas cantidades de proteína y grasas. Conviene competir después de transcurridas un mínimo de tres horas después de la última comida.

Otras comidas adecuadas previas a la competición son: pan tostado con mermelada, patatas al horno, espagueti, cereal con leche descremada, yogurt con poca grasa.

Conviene indicar que no existen pociones mágicas, superdietas o complejos vitamínicos que hagan a uno hacer más goles, correr más rápido o ser más fuertes. Una dieta equilibrada en salud, descanso, entrenamiento, educación, constancia y la cuota suficiente de talento, siguen siendo los únicos ingredientes válidos del éxito deportivo.

En suma, la calidad en la alimentación, el entrenamiento, el estilo de vida del deportista infantil, no está en vivir más para tener más, que siempre es una aspiración insaciable y provocadora de frustraciones, sino en ser más, con uno mismo y con los demás, disfrutando y llenando de sentido lo que se tiene; por supuesto siempre a partir de la posibilidad de poder tener suficientemente cubiertas las necesidades fundamentales.

martes, 9 de febrero de 2010

¿SON LOS FUTBOLISTAS PROFESIONALES UN BUEN EJEMPLO PARA NUESTROS HIJOS?

Pues no. Así de rápido y contundente. El fútbol profesional, el deporte rey, el deporte que casi todos adoramos y seguimos con pasión cada fin de semana, es, desgraciadamente, un deporte que ha perdido el norte, que ha perdido su esencia y donde los valores que deberían inspirarlo y prevalecer, brillan por su ausencia.

El fútbol es un fantástico deporte. Sin duda lo es. Varios deportistas forman un equipo donde el esfuerzo de cada uno beneficia a los demás, donde todos trabajan buscando un objetivo común y que por tanto promueve valores como el compañerismo, el esfuerzo compartido, la competitividad entendida como deseo de mejora, etc. Estos valores, y varios más, se fomentan jugando al fútbol y, en general, practicando cualquier deporte de equipo.

Habiendo dejado claro que el fútbol, como deporte, es, sin duda, una actividad beneficiosa para nuestros hijos, para mí, también sin duda, el fútbol profesional de hoy en día no sólo no les beneficia sino que les perjudica. Todos los niños a los que les gusta el fútbol siguen a un equipo, en muchas ocasiones con una pasión, como nos pasa a los “mayores”, ilógica, desmedida y sin control, y, sobre todo, se fijan en los jugadores. Los pequeños, esos del sueño que en muy pocos casos se cumple, quieren emular a los jugadores profesionales, y hacen lo que ven. Es decir, intentan un regate que el otro día vieron hacer a un jugador que admiran, se esfuerzan por controlar el balón como lo hace ese delantero que ayer metió dos goles, se lanzan al suelo para quitarle el balón a un rival como siempre hace su defensa favorito, etc, etc, etc, pero, no nos engañemos, también se les quedan grabadas otras imágenes en su “disco duro” de gran capacidad.

Sí, por desgracia, nuestros hijos también ven, y me temo que también acabarán copiando, si no lo han hecho ya, actitudes y comportamientos, digamos … poco formativos.

-Los jugadores, casi por norma, después de lanzar la pelota fuera, señalan al campo contrario ... por si cuela y consiguen que el árbitro se equivoque.

-Los jugadores casi nunca reconocen que han cometido una falta.

-No pocos jugadores simulan lesiones o golpes que no han recibido tratando de conseguir que el árbitro amoneste o expulse al rival

-Los más "espabilados", esos que luego la prensa local dice que son muy listos, se lanzan “a la piscina” en cuanto pueden tratando de engañar al árbitro para que pite un penalti a su favor

-Si el árbitro pita, por ejemplo, un penalti en contra de su equipo, o no pita uno a su favor que ellos consideran claro, los jugadores se lanzan casi en manada a comerse al árbitro y, en no pocos casos, suelen acabar "piropeando" a su querida madre.

-Etc, etc, etc.

Esos jugadores a los que admira nuestro hijo, se hartan de romper todas las normas, escritas y no escritas, sobre los valores y la grandeza del deporte. Esos fantásticos jugadores, esos por los que organizamos nuestros horarios para verles jugar, sí, esos mismos, son los que, ya desde hace tiempo, han decidido, consciente o inconscientemente, que les da igual si son un mal ejemplo para los más jóvenes. ¡Qué más da!. Ya han llegado donde querían llegar, han logrado alcanzar su sueño, no paran de firmar autógrafos, todo el mundo les conoce, tienen un cochazo, o dos, o tres, ganan una fortuna y, cuando saltan al campo, sólo quieren ganar, sea como sea, o casi.

Animo a todos los padres a que fomenten el que su hijo, si le gusta, juegue al fútbol, ya sea con su colegio, en un club o donde sea, pero, por favor, intentemos desde ya hacerles ver que no nos gustan determinados comportamientos de sus/nuestros ídolos. Si estamos viendo juntos un partido por la TV, que sepan que no deben engañar al árbitro, que sepan que no todo vale con tal de ganar un partido. Y si, por casualidad, ya juegan en un equipo y vemos que él/ella o cualquier miembro de su equipo empieza a caer en esos errores, no lo dejemos pasar. No nos hagamos los despistados. Hablemos con nuestro hijo al acabar el partido y tratemos de convencerle para que no lo repita.

En definitiva, nosotros, como padres, debemos tener claro qué valores queremos que adquieran cuando practican deporte y se les debe de enseñar y ser ejemplo. Quizás, si nuestros hijos tienen claro qué está bien y qué no lo está, dentro de uno años, pocos o muchos, los ídolos de los más jóvenes sí serán futbolistas ejemplares, no como los de hoy en día.

Estracto de un artículo de Sergio Romero.